viernes, 20 de mayo de 2011

Sobre los argumentos en contra del esfuerzo (o de la futilidad de toda empresa humana) II

El Bhagavad Gita enseña, y tal vez Parménides sugiere (o al menos, de haber leído Sobre la naturaleza, forzaría la interpretación) que lo irreal no existe y lo real nunca deja de existir. Gandhi (que al parecer le pegaba a su mujer) insiste: la vida y la muerte no son dos cosas distintas, son distintos estados de la misma cosa.
El suicidio es estúpido. Krishna lo sabe pero, sin embargo, se deja confundir con un venado.

Los que muy probablemente no retornaremos a Vishnú, reflexionamos: hasta la futilidad es fútil, morir no importa, existir es inexorablemente absurdo y, encima, inevitable; pensar que todo es fútil es fútil porque no hay remedio. Aunque convertirse al hinduismo es una buena manera de tener excusas para repartir sopapos.

Luego, y pensando que una buena piña es también esfuerzo, recordamos a Facundo Cabral, que no le pegaba a su mujer porque igual no iba a entender. Aprendemos la futilidad del sopapo. Toda violencia es fútil. Ergo: convertirse al hinduismo también es fútil.

Sin embargo ya aprendimos que es fútil pensar que las cosas son fútiles porque todo es fútil: no convertirse al hinduismo también es fútil.

Pensamos también
(¡y como no!) en Nietzsche, que resumió todas estas ideas para nuestras frágiles mentes occidentales: el Eterno Retorno de la misma porquería, una y otra vez y otra vez y otra vez y me cago en Brahma. Nos da pereza, y vértigo ante el abismo de la futilidad.

Por último, reflexionamos sobre el error de estilo que supone usar tantas veces la palabra "fútil". Pero nos da igual.

Conclusión: todo, hasta lo fútil, es fútil, eternamente y sin remedio (el Nirvana, inclusive, es la fútil negación absoluta de lo fútil)

Sin embargo, y a beneficio del uso que hacemos de nuestro patético y resumido tiempo, rápidamente recordamos aquella cita: "La vida es hambre o festín. Tu elijes"
¿Gandhi, Nietzsche o Facundo Cabral? En fin... a los tres les queda.-

1 comentario:

  1. ¿Y acaso no es maravilloso que así sea? Ésto significa que toda la energía mental del universo se encuentra a tu disposición para vivir y experimentar cualquier realidad en un surtido infinito e ilimitado.

    Que no hay nada que hacer, y por tanto, puedes hacer lo que quieras, sin límites, expansión infinita. Sin embargo, los hay quienes se han vuelto esclavos de sus propios estados mentales, aunque todo inevitablemente regresará a su origen, incluidos éstos "esclavos", para luego volver a salir.

    La vida es una fiesta inabarcable.

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