Porque además, si cambia el Señor Feudal, qué querés que te diga, yo me voy del feudo. No es cuestión de andar siempre atado a las cosas porque uno pertenece a la gleba y que la gleba esto y que la gleba aquello y que se yo. Uno se acostumbra a un gesto en el azote, a una forma del maltrato tan parecida al amor que casi ni te das cuenta de la diferencia.
Yo, lo que es yo, te digo: siervo puede ser, pero de la gleba ni en pedo.
Pasame un mate che, que tengo que ir a autoflagelarme.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario