jueves, 11 de noviembre de 2010

Sobre porqué me encantan los animales

A las ratas pletóricas que saltaron desafiantes al vacío de la nada: loas.

Al caballo que arrastra la carreta de su amo muerto y deforme por los caminos de Chernobyl: loas.

Al perro que lame el dulce leche untado en la vagina de la gorda soltera un sábado por la noche: loas.

Al loro que le dice ‘puto’ al pelado que pasa por la calle: loas.

Al mono amaestrado que se obstina en cagar afuera de su recipiente: loas.

A la cucaracha que se cuela en el bocado de puré de la señora: loas.

Al mosquito que pica en el culo a quien coge románticamente: loas.

Al oso grizzly que asesina a dos enamorados que paseaban por el bosque: loas.

A la mamba negra que pica a una monja de Amnistía Internacional: loas.

Al ornitorrinco que resbaladizo se cuela por los desagües y con su cadáver tapa la salida de la mierda y hace estallar todos los inodoros de un baño de Tasmania: loas.

Al hámster que se come a sus crías en navidad al frente de la familia que cena pacífica: loas.

A la tortuga que al interponerse en el camino de su bicicleta, hizo que el pequeño Timmy probara el sabor de la derrota contra el asfalto: loas.

Al pingüino que de un picotazo le saca un ojo al niño turista japonés: loas.

A la gallina que no pone huevos: loas.

Al pescadito que no flota: loas.

Al cobayo que imita el ejemplo del hámster: loas.

A tu canario, si, a tu canario, que hoy te despertaste y estaba despanzurrado sobre la alfombra nueva: loas a él, y a su amigo el gato.

Loas, loas y más loas.

1 comentario:

  1. Genial! Muy divertido y de un estilo admirable. En una película, no me acuerdo cual, un perro orina una novela, y el escritor lo considera todo un crítico. Están más allá de la razón o saben más de lo que parece?

    ResponderEliminar